En 1498, la expedición de Cristóbal Colón al Mar Caribe conquistó un país de nuevo continente, llamado Venezuela. El nombre Venezuela, que significa ‘pequeña Venecia’, se debe al parecido que tenían las casas con la ciudad de Venecia. Estuvo bajo el control de España por 300 años.
La expedición misionera llamada “Go & Come” que partió con las noticias de la libertad eterna, el evangelio del nuevo pacto, llegó aquí hace poco. Yo, como un ayudante del evangelio, predicaba la verdad en el Perú. En enero pasado, cambié la dirección del barco con rumbo a Caracas, capital de Venezuela, con la misión del evangelio.
Nunca había pensado en predicar en el extranjero. Además, era introvertido, y ni siquiera me podía expresar bien en mi propio idioma. Pero cuando recibí la orden de la Madre de ir, respondí en voz alta, diciendo “Sí”, con fe en su palabra, y emprendí el camino.
Lo único que pasaba por mi cabeza era cómo agradar a la Madre. La exploración comenzó con la determinación de agradar a Dios, navegando desde el Perú hasta Venezuela. Y ahora, están viniendo a Dios muchas almas venezolanas que pueden darle alegría con su hermoso corazón y buenas obras. Todos los días agradezco inmensamente a Dios al ver a la familia del cielo que hemos encontrado en Venezuela. Doy gracias al Padre y a la Madre por haber encargado esta preciosa misión a este hombre lleno de carencias.
Con la vigorosa fuerza del águila que asciende Venezuela es uno de los mayores productores de petróleo; en este país, el precio del agua es más alto que el del petróleo. La autoridad del presidente es fuerte y mantiene firme su posición socialista del siglo XXI. Con fe en que Dios me acompañaría, pisé Caracas por primera vez, capital que alberga al 80 % de la población.
El pastor de la Iglesia del Perú vino por un tiempo para ayudar a establecer la base de la Iglesia de Venezuela, y también nos encontramos con un matrimonio de diáonos que vino a predicar desde el Perú con sus propios recursos. Pero como no tenía información suficiente ni preparación, el futuro se divisaba solitario y sin esperanza.
ⓒ 2006 WATV
Primero conseguí un mapa para ubicarme en la ciudad, y comencé a buscar un lugar adecuado para Sion, mientras predicaba. Pero era difícil conseguir un local con las condiciones que deseaba. Además, la gente no quería arrendar sus locales a los extranjeros.
Durante casi un mes anduvimos por todos los lados buscándolo, pero no veía la solución y estaba angustiado. Pero teníamos un seguro y único camino: la Madre. Después de orar intensamente, enviamos una carta juntando nuestros corazones.
Luego, nos encontramos con un propietario que sentía afecto por los coreanos. Al principio se negó, diciendo que iba a vender el local. Pero cuando supo que éramos coreanos, nos permitió su local para el uso de la iglesia, diciendo que conocía las dificultades que atraviesan los extranjeros.
Lloramos de alegría, dando gracias a Dios por haber hecho posible lo imposible. Saltamos de alegría como niños, a pesar de que nos mojaba la lluvia. Rápidamente terminamos las remodelaciones interiores, trabajando de día y de noche junto con el matrimonio de diáconos que vino del Perú. Pudimos terminarlo velozmente con el anhelo de predicar la palabra de Dios cuánto antes. Ahora nos toca recompensar a Dios con alegría, buscando a la familia del cielo en este lugar que nos ha dado.
La Sion de Caracas tiene una característica. Así como el Instituto de Formación Elohim tiene una montaña cuya forma se asemeja a un águila que cubre a sus pichones con sus alas, detrás de la Sion de Venezuela hay una montaña que tiene la forma de un áuila que asciende.
Esto se compara al vigoroso espíritu de la Sion de Venezuela, que comenzó a volar hacia el cielo. Cada mes, renacen entre 40 y 50 almas como hijos de Dios. Es como la enérgica fuerza de un águila.
La verdadera predicación consiste en entregar el corazón Aunque no podía expresarme muy bien en español, prediqué la palabra con el espíritu de la misión, empleando todas las palabras que conocía. Sin embargo, me sentía con pena y angustia cuando la gente no me entendía, a pesar de que predicaba con todo el corazón. Pero no me desanimé.
“La verdadera predicación no consiste solo en entregar el conocimiento, sino en entregar hasta el corazón.”
Recuerdo la palabra de la Madre: “¡Entregue el corazón y el verdadero amor! ”. Sucede con frecuencia que la gente no me entiende por mi bajo nivel de español. Pero creo firmemente que la sinceridad en el corazón se transmite a los demás, así prediqué con valor y en voz alta con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas. De pronto ocurrieron cosas inexplicables. Las almas quedaban perplejas al no entenderme, pero aceptaban mi corazón mirando mis ojos y mi boca. Y no se resistieron a ser hijos de Dios.
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La barrera del idioma está solo en el pensamiento de los hombres. Dios ha dejado abierta la puerta del corazón a los hijos del cielo. Nosotros mismos debemos derribar la barrera del idioma, rompiendo nuestros prejuicios. Una persona escuchaba la palabra sin mover los ojos, gritando; “¡Correcto, correcto! ” No podía saber con exactitud si esa persona estaba entendiendo la palabra o no, pero se emocionó muchísimo después de escuchar la palabra, y recomendó a su familia que se bautizara. Al final, toda su familia regresó a los brazos de Dios al mismo tiempo.
Cuando predico, aún hablo en voz alta y con valor, aunque mi pronunciación es torpe. La familia de Sion se emocionó de corazón, aunque no me comprende todo, responde en voz alta “amén”. La familia de Sion en Venezuela también desea predicar la verdad con el corazón.
La hermana Deisy fue perseguida por su familia durante dos meses, después de recibir la verdad. Pero ella oraba de madrugada para vencer todas las dificultades, y además rogaba para que su familia entendiera la verdad.
La hermana superó todos los obstáculos y continuó predicando el nuevo pacto a su esposo, hasta que al final lo guió a Sion. Ahora él también predica a sus conocidos y ha llegado a ser un confiable ayudante del evangelio. Aunque no toda su familia recibió la verdad, la hermana continúa orando y no cesa de predicar. Al ver a la hermana predicando, quedo profundamente impresionado, y puedo sentir el poder de Dios en ella. ¡Cómo puede predicar la palabra tan clara y firmemente!
Gracias a ella, los miembros de la familia de Venezuela están asombrados en gran manera. Una palabra de fe y la sinceridad de la hermana que comprendió la verdad, producen simpatía y son un estímulo para despertar al resto de la familia.
La pascua del nuevo pacto empezó a alumbrar en Venezuela El 98 % de la población venezolana profesa el catolicismo, por eso, hay muchos ídolos y Bíblias alteradas. No sería exagerado decir que esta religión controla la mente de los hombres. La población en su mayoría está embriagada del catolicismo. Por otro lado, el número de sectas crece vertiginosamente.
Pero entre todos ellos, hay muchas personas que no están convencidas, y ellos siguen buscando la verdad. Son nuestra familia.
Algunos lloran con gratitud, diciendo: “Nunca había encontrado una iglesia que tiene la verdad tan perfecta”. En ese momento, yo tampoco podía controlar mi emoción, y decía que solamente Dios es digno de recibir nuestra alabanza.
Particularmente, pienso que la verdad más asombrosa es la pascua del nuevo pacto. La gente acostumbrada muchos años al catolicismo, pregunta: “Dónde está escrito que la pascua tiene que celebrarse una vez al año?” Y al momento de confirmarlo en la Biblia con sus propios ojos, quedan profundamente asombrados.
Pude saber a través de esta pascua, cuan importante es la pascua para la familia de Venezuela.
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En Venezuela, se suele cortar la energía eléctrica arbitrariamente. En la zona donde está Sion no se había cortado la luz eléctrica por muchos años. Pero, de pronto, nos avisaron que cortarían la luz el mismo día de la pascua.
Estaba muy preocupado. Me preguntaba si todos los hermanos, que acababan de recibir la verdad hacía uno o dos meses, podrían venir a Sion en tales circunstancias. Oré con todo mi corazón para que toda la familia de Sion pudiera participar en la pascua. Y preparé muchas velas para el apagón.
Y como el aviso decía, llegó el apagón y todo era tinieblas. Cada vela alumbraba los rostros de los hermanos. De repente, brotaban lágrimas. Se reunieron en Sion para celebrar la pascua muchas más personas de las que suponía. Pensaba que la fe de la familia era muy débil, porque tenían solo dos meses. Pero aun estas circunstancias tan difíciles, vinieron delante de Dios sin quejarse en ningún momento. El día en que se alumbró la luz de la pascua del nuevo pacto por primera vez en Venezuela, dimos gracias a Dios por permitirlo.
Preparando el vino de la pascua para el próximo año, comprendí el hermoso corazón de los hermanos. En Venezuela abunda todo tipo de frutas, pero la uva es la única que se produce en pocas cantidades, por eso no es fácil conseguirla. Pero gracias a la ayuda de los hermanos, encontré un lugar donde se vende, y la compramos con su cooperación. Y después de preguntar mucho, pudimos encontrar las grandes botellas de vidrio que necesitábamos, que no es común en estos lugares, y también las compramos con su colaboración.
Limpiamos cada grano de uva y los guardamos grano por grano en tres grandes botellas de vidrio. La familia dijo que 600 personas podrían celebrar la pascua con estas tres botellas, y decidieron buscar a la familia perdida para celebrar la pascua el próximo año.
El corazón revestido del Espíritu Santo como el de Jeremías Venezuela se torna peligrosa cuando se pone el sol. Sin embargo, la familia rindió culto con todo el corazón en la mañana y en la noche durante la Semana de Oración para el Día de Pentecostés. Al terminar la Gran Asamblea del Día de Pentecostés, nos reunimos en un lugar para compartir la fragancia de Sion. Al ver a los hermanos y hermanas que hablan junto con derramar lágrimas, pude sentir que Dios derramó mucho Espíritu Santo sobre ellos. Y pasamos momentos alegres compartiendo la comida que cada hermano había preparado en su casa. Los hermanos siempre quieren servir, aunque sea con pequeñas cosas, a pesar de su desfavorable situación económica. Esta actitud es muy hermosa y está llena de gracia.
Los hermanos que recibieron el Espíritu Santo, se esfuerzan en predicar la palabra afanosamente a sus familiares para guiarlos a los brazos de Dios. Una hermana de edad avanzada tiene menos de un mes en la verdad, y no faltó a ningún culto de la Semana de Oración. Participando en ellos, guardaba la bendición con todo su corazón. Siempre trataba de predicar la palabra, y al final pudo guiar a toda su familia a los brazos de Dios, revistiéndose del poder del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés.
Su familia se apasiona del estudio de la palabra y espera con ansias las clases. A veces me llaman por teléfono para que vaya pronto, pero en estos días han venido muchos hermanos, por lo cual me siento triste por no poder visitarlos a todos. Los hermanos de Venezuela tienen el corazón ardiente como fuego y no puede resistir dejar de predicar el evangelio, como Jeremías. Y cuando ven los vídeos con noticias de la Sion de Corea, lloran añorando a la Jerusalén del cielo. Al ver todo esto, comprendo que ellos son los verdaderos hijos de Dios.
Venezuela estaba alejada mucho tiempo de la verdad. Desde ahora, que ha comenzado el evangelio en Venezuela, las almas confinadas en las tinieblas serán guiadas por la antorcha del nuevo pacto al camino de la luz. Esto no es más que un comienzo. Seguiremos marchando adelante. Si andamos juntos al mismo paso que la profecía, con entusiasmo y fe absoluta, recibiremos el poder de Dios.
Nuestro deseo es cultivar más obreros mientras buscamos a nuestros hermanos. Y queremos visitar a Corea, donde está la Madre. La Madre nos añora más que nosotros a ella. ¿Cuál será la alegría más grande para ella?
Hasta que se cumpla toda la profecía, buscaremos a muchas almas con la unánime decisión de dar alegría a la Madre. Doy gracias y gloria al Padre y a la Madre junto con la familia de Venezuela por permitirnos vivir en la obra de Dios con todo nuestro corazón.