El 6 de octubre (el 10 del séptimo mes según el calendario sagrado), los miembros que confesaron sus pecados pasados y oraron por el arrepentimiento durante diez días desde la fiesta de las trompetas, guardaron sagradamente la Gran Asamblea del Día de Expiación.
La Madre dio gracias al Padre por permitir a sus hijos guardar el día de expiación, y oró por sus hijos que se dedicaron a orar con arrepentimiento en la madrugada y en la noche durante diez días, para ser completamente limpios de sus pecados.
ⓒ 2011 WATV
Luego les recordó el amor del Padre que se sacrificó por sus hijos, los pecadores, para darles el glorioso reino de los cielos. Además, los instó diciendo: “Ya que han recibido la expiación de sus pecados a través del amor ilimitado de Dios, no vuelvan a caer en tentación. Durante el resto de su vida en la tierra, guíen muchas almas al arrepentimiento con un corazón puro, a fin de que puedan prepararse para entrar en el hermoso reino de los cielos”.
El Primer Pastor Kim Joo-cheol testificó el sacrificio de Cristo, que llevó personalmente nuestros pecados, y dijo con énfasis: “Debemos nacer de nuevo completamente para tener un corazón humilde y vivir una vida piadosa confesando que somos pecadores, y deshacernos de nuestros hábitos pecadores como la arrogancia y la testarudez”. También instó a los miembros, diciendo: “Comprendamos que el tiempo que hemos recibido es una oportunidad para arrepentirnos, y trabajemos duro para guiar no solo nuestras propias almas sino muchas otras almas al arrepentimiento con un corazón de sacrificio como el del Padre y la Madre, a fin de que las personas de todo el mundo vengan a nuestro Dios Elohim (Is. 53:1-11, 2 P. 3:8-13, He. 12:15-17).
En este día, los miembros recibieron el perdón de todos sus pecados cometidos en el cielo y en la tierra. Con sus corazones purificados, recibieron por completo el Espíritu Santo de la lluvia tardía y prepararon la fiesta de los tabernáculos con la resolución de guiar al mundo entero al arrepentimiento.
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