P. El evangelio de Cristo fue predicado a los gentiles en los tiempos del Nuevo Testamento (Hch. 10:11). Entonces, ¿qué sucedió en los tiempos del Antiguo Testamento? ¿También se predicó el evangelio a los gentiles en los tiempos del Antiguo Testamento?
R. Si leemos el contenido como norma para guardar la Pascua en el tiempo de Moisés: “Ningún extraño comerá de ella. Mas todo siervo humano comprado por dinero comerá de ella, después que lo hubieres circuncidado” (Éx. 12:43-45), podemos entender que los que se circuncidaban podían celebrar la Pascua, aunque fueran gentiles. Y como está escrito: “Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación” (Éx. 12:48), los que se circuncidaron con fe en Dios llegaron a ser pueblo de Dios, aunque eran gentiles.
El libro de Isaías explica que aquellos que guarden el Día de Reposo y se aferren al pacto de Dios con amor por Él serán conducidos al monte santo de Dios, aunque sean gentiles. Esto muestra claramente que incluso los gentiles podían creer en Dios.
Alrededor del siglo vi a. C., los judíos no podían ir a Jerusalén porque estaban cautivos en Babilonia. Entonces construyeron sinagogas en varios lugares y se reunían allí. Al parecer los judíos predicaron el evangelio a los gentiles en esa época.
El eunuco etíope que visitó Jerusalén para adorar en los tiempos de la iglesia primitiva, y el centurión Cornelio que recibió el evangelio del nuevo pacto a través de Pedro, pertenecían al judaísmo que creía en Dios, aunque eran gentiles. Y en el Día de Pentecostés, gentiles de varios países del mundo se acercaron a Pedro, quien estaba lleno del Espíritu Santo, y escucharon su predicación.
También en estos días hay personas que creen en el judaísmo, aunque son gentiles. Sin embargo, como sabemos, son solo unos pocos.
No obstante, en los tiempos del Nuevo Testamento, el evangelio se predicó a los gentiles de manera asombrosa. En otras palabras, el evangelio de la salvación de Dios pasó de los judíos físicos a los judíos espirituales.
Varios profetas escribieron en el Antiguo Testamento que muchos gentiles vendrían a Dios para aprender el evangelio del nuevo pacto.
Is. 2:2 “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.”
Mi. 4:1-2 “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas […]”
Dios incluso sentó las bases para la predicación del evangelio a los gentiles: modificó la ley con respecto a la comida, que era una piedra de tropiezo para los gentiles. En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios no permitía que los judíos comieran alimentos inmundos para diferenciarlos de los gentiles (Lv. 11:1-11). Pero en los tiempos del Nuevo Testamento, solo necesitan abstenerse de lo sacrificado a ídolos, de sangre y de ahogado (Hch. 15:28-29).
En los días de la iglesia primitiva, Dios eligió al apóstol Pablo para que predicara el evangelio a los gentiles. Cuando Pablo visitó Antioquía a fin de anunciar el evangelio, los judíos que residían allí se burlaron del evangelio y lo rechazaron, mientras que los gentiles lo aceptaron con gran gozo. Por tal razón, el apóstol Pablo dijo: “A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra” (Hch. 13:46-47).
Pablo y sus compañeros, que llegaron a Antioquía después de recorrer varios lugares debido a los obstáculos de los judíos, reunieron a los miembros y refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles, y sugirió que se unieran a él (Hch. 14:27).
Está ampliamente registrado en todo el Nuevo Testamento acerca de cómo el evangelio del nuevo pacto se difundió a los gentiles, por lo que no es necesario volver a enfatizarlo.
En conclusión, también en los tiempos del Antiguo Testamento, los gentiles tuvieron derecho a creer en el evangelio, pero solo unos pocos lo hicieron. Entonces podemos decir que el evangelio estuvo cerrado a los gentiles en los tiempos del Antiguo Testamento al compararlo con los tiempos del Nuevo Testamento. Solo en los tiempos del Nuevo Testamento, la puerta del evangelio se abrió ampliamente, y fue posible predicar el evangelio hasta lo último de la tierra.